martes, 8 de febrero de 2011

Pablo

Te nombro Pablo.
No sé cómo iban a llamarte,
pero para mi sos PABLO:
el primero de mis ángeles guardianes.

Ibas a ser el mayor,
pero te volviste antes de llegar.
Todavía no sé por qué
me dejaste a mí ese lugar.

No es que me moleste,
(lo reconozco, a veces si).
Es que hubiera preferido
alguna vez verte reir.

O llorar, o emocionarte.
O tan sólo compartir
con vos cualquier instante
de la vida, sin medir,

como lo hacen los hermanos.
Porque eso es lo que somos.
Aunque no hayas llegado.
Aunque nos digan que no.

Sos Pablo, para mi,
y sos mi hermano.
Y hasta me has hecho sentir
alguna vez tu abrazo...
                                  cuando más lo necesité.

GRACIAS! Te quiero, hermano del alma.